Redes sociales: Medios, audiencia y algo más

La interactividad entre los medios, periodistas y lectores en Internet no es algo surgido con el boom de las redes sociales, pero sin duda, ninguna otra iniciativa anterior a las RS ha movido tan fuerte los cimientos de la antigua estructura comunicacional.

Además del cambio en la forma de relacionamiento con la audiencia, las comunidades virtuales se constituyen en fuentes inagotables de información e incluso en la «marca» de periodistas y medios de comunicación que en la actualidad ya no sólo son reconocidos por su trabajo, sino también por lo que dicen o hacen en las redes sociales.

Un poco de todo esto, resumido en esta presentación:

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Originalmente, la presentación es un Prezi, pero como WordPress.com no admite contenido flash, recurrí a Slideshare.

Santiago Leguizamón: Paraguayo, después periodista

En la frontera existe la pena de muerte, pero no la dictaminada por la justicia, sino la que practican los mafiosos y asaltantes, y al parecer fuerzas parapoliciales encargadas de “limpiar” la ciudad y sus alrededores de maleantes, y se repite la vieja historia de los cuerpos abandonados en plena línea internacional o en alguna valijera de los propios automóviles de las víctimas.

Parece la entrada de un reportaje actual sobre la capital del Amambay. Pero no, no lo es. Es la apertura de un artículo del periodista paraguayo Santiago Leguizamón, asesinado el 26 de abril de 1991 (día del Periodista) justamente en Pedro Juan Caballero, titulado “En la frontera se practica la pena de muerte”, publicado el 7 de febrero de 1988 en el extinto diario Noticias.

Dicho título da nombre a una selección de notas de Leguizamón en el mismo medio a finales e inicio de los ’90, que fue publicada tras su muerte con prólogo del escritor Helio Vera -ya fallecido- en 1991.

Al leer cada uno de esos artículos que tienen más de 20 años, parece que el tiempo no pasó. En algunos casos, sólo cambiaron las autoridades y las denominaciones de las instituciones que menciona, pero el resto, lamentablemente es igual a cualquier crónica policial que llega hoy desde la ciudad fronteriza con Brasil.

Este pequeño libro de menos de 90 páginas demuestra que las “soluciones parche” cuando un problema grave comienza a gestarse, definitivamente, con el tiempo lo único que hacen es empeorarlo todo. Ninguno de los gobiernos desde la dictadura hasta nuestros días se ha ocupado de una verdadera política de Estado en las zonas más vulnerables del país para combatir la criminalidad en serio.

Y en consecuencia, lo que ayer se creía que sólo ocurría en Pedro Juan o Capitán Bado, ahora se va extiendo a todo el país. Ejecuciones “con el sello de la mafia”, atentados, narcotráfico, secuestros arbitrarios perpetrados por las propias autoridades, comercio ilegal, pobreza de los campesinos paraguayos desplazados por los brasileños de sus propias tierras, impunidad…

Leguizamón se animó a hablar de eso y dejaba bien en claro su postura al respecto, algo que contrasta por completo con la mentada “objetividad” exigida al periodista a la hora de contar una historia. Lo cual, particularmente, me parece aún más arriesgado, pero a la vez, una forma en la que él en aquel momento podía ayudar a mejorar su comunidad aprovechando su estatus de figura pública.

No sé si murió por eso. Lo cierto es que este librito me permitió ver a Santiago Leguizamón no como el mártir del oficio, sino como un paraguayo que amaba su país. Antes que nada, él era paraguayo, después periodista. Lamento, sin embargo, que sus artículos no hayan perdido actualidad a más de 20 años.

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Agradecimiento especial a Guillermo García por el libro. Con mi pésima visión, jamás habría visto este librito en medio de los miles de otros libros y revistas que hay en Revistería Gloria, una suerte de «aguantadero literario» sobre Montevideo y General Díaz de Asunción. Lugar altamente recomendado para quienes buscan lo que no se vende en otros lugares. Y los precios son súper accesibles.